19/6/09

Ejercicio Nº 2 (Segunda vuelta) - Estás robado

Que si la delincuencia, que si las estadísticas, que si la violencia.

No serán urbes nuestras ciudades, ni todos seremos víctimas de la descomposición social, pero todos, absolutamente todos, hemos sido robados alguna vez, de alguna forma.

Para esta semana (Sábado en realidad) el ejercicio planteado es embestir al tema:

Estás robado

En menos de 500 palabras, éstos autores, verán cómo se las arreglan.

¿Seran víctimas o victimarios?

14/6/09

Reencuentro

Nada era diferente, pero a la vez no. Podías escuchar el mí bemol desafinado apretando las teclas decoloradas del piano que al pasar de los años se tornaron de albas a hueso. Ya no lo tocabas. Aún recuerdo tus manos pequeñas y gordas abiertas abarcando media octava sobre las teclas negras.

-Este es un fa sostenido. Oye… suena como Urano.
- ¿Mayor o menor?
- ¿Urano?

Tu sentido del humor te hizo una niña especial e inolvidable. Aún, cuando te hicieron la ortodoncia eras simpatiquísima. Andrea, tu abuela, decía que era genial que alguien te pusiera el freno aunque fuera en la boca. Y es que cómo olvidar el susto de tu primer choque a los catorce contra las jardineras del Parque México. La quema de corpiños porque no te dejaron hacer la pijama party en la casa. Tu perro, primero color rosa y luego morado. El día que repartiste la despensa del mes a los niños pobres de la colonia. Siempre fuiste muy aventada y atrabancada, pero de alguna forma también demasiado racional. De pronto, en instantes, tocabas al cielo con tus pensamientos, con tus ideas brillantes y luego guardabas silencio. Sí tu cerebro hubiera tenido engranes, se hubiera escuchado la maquinaria andando, como la que hacía tortillas.

¿Cuándo fue que dejaste todo atrás? ¿Cuándo fue el cambio?

Mirabas largas horas las grietas en las paredes de la sala de estar y decías que sentías miedo, pero no expresabas nada. Estática la sensación que te iba carcomiendo por dentro hasta evitar la luz del sol. Terrible malestar de mareo estando en tierra firme, pero soñando con el mar y la arena metiéndose en tu traje de baño: esa era la única opción de sol que soportabas en el imaginario. Un barco en el oasis de un desierto. La sábana de seda blanca que cubría tus noches de risas y dulces y cuentos de Quiroga. Cuentos de espanto y de lo sobrenatural.

¿Cuándo dejaste de creer en la asepsia de las cosas? ¿En el fundamento del alma?

Quizá cuando descubriste la verdad de la verdad, el origen del movimiento de los tranvías que eran impulsados por corriente eléctrica, el mismo tranvía que pasó cerca de ti cuando escapaste por una ventana y la luz distorsionada te cegaba y te aturdía como el Poema Electrónico de Varese o como el Zeitmasse de Stockhausen o como los gritos de lamento que escuchabas en The Wall de Pink Floyd el día que moriste.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Después de todo, los días 13 de junio siguen siendo especiales. Siempre marcan la mitad de algo. De repente a medio día regreso a esta casa, herencia de nuestros padres y sucede lo mismo: me siento en la sala junto al piano, miro el paisaje parisiense que pintó Andrea, miro tu foto sobre la chimenea, respiro profundo y el sol se esconde por unos segundos. El sonido es característico y tu aroma llena toda la habitación. Todo se detiene.

-Hola Nena…
-Este es un fa sostenido…

Reencuentro familiar

Cuando escuchamos decir 365 días nos parece que es mucho tiempo, pero un año no es nada cuando tienes que regresar a enfrentar lo que te hizo correr.

Así que aquí estoy, con la presión en el pecho, frente a esta maciza puerta de madera. Se ve inmensa, mas grande que cuando me fui.

Inserto la llave, se atora un poco pero cede, un olor a humedad y encierro me da la bienvenida, una vez más comienzo a oír mis latidos en estéreo, pero esta vez no pierdo el conocimiento.

Entro, no queda de otra. Ya estoy aquí. Todo está lleno de polvo. La marca de los fantasmas es el silencio espeso, es la soledad que te arropa el cuerpo, es la cachetada de conocimiento, de seguridad, la muerte no está afuera sino adentro.

Recorro los muebles, la mesita de la sala, el televisor, la PC, el comedor y la cocina con los platos aún sobre el fregador, hay moho cerca por un bote de agua que viene del baño.

Un año, un año más o menos, el entró en una de sus crisis, su salud mental desde hacía 5 años se venía deteriorando, la falta de empleo, una serie de enfermedades físicas, problemas y más problemas.

Recuerdo su ataque de histeria, lanzó los platos con la cena, su cara roja, mi madre tratando de calmarlo pero hacía tiempo que se negaba a tomar su medicina, tomó el cuchillo con el que comía y lo dirigió hacia ella partiéndole el corazón literalmente, luego se lanzó sobre mí, pero resbalé con la comida regada en el piso y no logró alcanzarme, siguió de largo, los gritos atrajeron público, audiencia de este circo vergonzoso de delirio familiar. Las voces lo desconcertaron y salió a la calle, un conductor semi ebrio y atormentado por la noticia de la infidelidad de su esposa terminó con mi agonía, con el miedo de quien queda atado por lazos de sangre al despojo humano y mental –y ahora asesino- en el que mi padre se había convertido.

Un año…

Un año fuera del país y solo he regresado para vender esta casa -mi único familiar- y donar ese dinero.

12/6/09

Ejercicio No. 1 (Segunda Vuelta)- Reencuentros

Bienvenidos a la reinauguración de este Desperdicio de Letras. Por motivos logísticos, Sara y su servidor L. Mario, tuvimos que dejar de escribir en este espacio. Regresamos con todo el brío y todos los caballos desbocados porque esto de escribir es como una enfermedad. Hay veces que necesitamos doctores que nos puedan diagnosticar y ese es el fin por el que publicamos en este espacio. El reto sigue siendo el mismo. Estos últimos meses han estado cargados de miles y un cosas. Va a ser interesante lo que nos depare esta nueva oportunidad.

Hay dos situaciones que me gusta analizar y ejemplificar: el uso de la palabra desencuentro y el uso de la palabra reencuentro. La palabra desencuentro, según la RAE es encuentro fallido o decepcionante. Yo lo considero un término equívoco. Un término que no tiene uso correcto porque no puedes dejar de encontrarte con lo que ya has encontrado en un sentido estricto. Para expresar lo anterior hay varias palabras, pero muchas personas la utilizan levantando la ceja y levantando la punta de su nariz. Una palabra que se asemeja al uso del "más sin embargo". La palabra reencuentro es volver a encontrarse; recobrar cualidades, facultades, hábitos que se habían perdido. Esto es más poético.

Amiga, escribamos pues sobre reencuentros. Tenemos 500 palabras para hacerlo y todo el sábado 13 de junio para publicar.

Paz.